Ana Bernette
Poeta de vocación
Con los ojos abiertos, despierta la mirada
estoy aquí sentada en una piedra fría,
recogiendo silencios de almas desconocidas.
No me importa la luna de los enamorados
ni el lujo de las casas de los hombres pagados
ni las piedras preciosas que lucen en las manos
las mujeres sin alma de los ricos mundanos.
Me asfixia la ignorancia, aún más que la pobreza
la riqueza ganada con la muerte y el hambre
la Iglesia que enmudece y gira la cabeza
la nobleza heredada, el azul de la sangre…..
Me agotan los lamentos que no producen cambios
los ojos que no miran, que se cierran al mundo
los locos que dominan, los cuerdos dominados
la cobardía humana para cambiar de rumbo.
Los que no olvidan nunca, los que todo lo olvidan
los que escriben mentiras como algo real
los que quieren dejarnos a todos sin memoria
para tapar las muertes que dejaron atrás.
Se ha despertado el ego que domina lo absurdo
maquillando caminos que atraviesan abismos
a un lado brotes verdes mirando al optimismo
al otro grandes ojos y cuerpos diminutos.
Me asustan los que aceptan que no es posible el cambio
los que abrazan la meta sin solidaridad
los que crecen sumidos en este gran engaño
los que no ven las grietas que empiezan a aflorar.
Me irritan los que nunca observan el vacío
los que nunca tuvieron una luz interior
aquellos que despiertos están como dormidos
afincados, felices, en su desolación.
Asfixia, agotamiento, irritación y miedo
cuatro definiciones para el mundo de hoy,
mundo que cambiaremos para mañana.