Las últimas noticias hablan de un hecho reprobable que acontecerá en breve, el ministro de Justicia, Caamaño, y el conseller d’Interior, Saura, se van a México a entregar a la nieta de Companys un papel mojado y envenenado en nombre del estado español: el certificado para las que han sido buenas víctimas de la dictadura. Mojado porque el documento no tiene ningún valor ni jurídico, ni administrativo, o sea, no sirve para emprender o sostener ninguna reclamación a la justicia, ni para ser utilizado para tramitar indemnizaciones por parte del estado, ni económicas ni de otra índole. O sea, que dos señores mayorcitos, que dicen ser de izquierdas, se van de viaje a costa del erario público para hacer una pantomima de cara a los medios oficialistas, que ven en este bonito detalle una reparación al que fuera President de la Generalitat de Catalunya. Este documento es indigno para un cargo electo por el pueblo y para cualquiera de los familiares de los que fueron sometidos a los consejos de guerra del aparato judicial franquista, ilegal e ilegítimo, tribunales que no deberían tener ninguna validez en tiempos de “democracia”.
Esta semana la Generalitat tira la casa por la ventana, su invento, el Memorial Democràtic celebra, coincidiendo con las fechas del fusilamiento de Companys, un mega acto en el Palau Sant Jordi con artistas próximos, muchos, imagino que bienintencionados y crédulos de la buena tarea que se está haciendo. Los mentideros dicen que hay miedo de no llenar, como si lo hizo la Comissió de la Dignitat hace un tiempo.
Ha sido este Memorial, nada Democràtic, quien se ha encargado de desnuclearizar las reivindicaciones y la unidad de las asociaciones que trabajan por la recuperación de la memoria. A través del clientelismo o del chantaje que implican las subvenciones muchas asociaciones han bajado su perfil y al final parece que todo va a reducirse a actos, homenajes, publicaciones y otros acontecimientos nada nocivos para el Govern. Ya sabemos como ha funcionado el sistema de elección de los llamados a ocupar una silla en el Consell, órgano meramente consultivo, que no va a cuestionar ninguna decisión del Memorial. La dedocracia funciona y los elegidos son los llamados a ladrar a todos aquellos que no están dispuestos a tirar la toalla.
Así pues, esta semana que empieza con un lunes funesto por los olores a naftalina que emana, va a ser la de los fuegos de artificio. Certificado en México, pueblo recientemente premiado por la Generalitat por su acogida a los exiliados políticos de la dictadura, una coincidencia. Certificado, que la nieta no debería aceptar y que se entrega a domicilio para que la otra parte de la familia no pueda convencerla de lo contrario, lo que sería todo un escándalo. Después de su viaje a Madrid, con la carpeta que documentaba lo excelente que era su abuelo, y de la promesa del papel de marras, declaró que había sido un tanto engañada. Esta vez lejos de la presión mediática y política de quienes no quieren el certificado el acto se llevará a cabo sin que nadie tenga que ponerse rojo de vergüenza por escenificar actos tan ignominiosos para los que sufrieron la represión del fascismo. Luego tendremos los actos musicales poéticos para hacer la catarsis colectiva, recordar tiempos en los que fueron a mucha honra de izquierdas, algunos dirían rojos, sentir como sus conciencias descansan y vanagloriarse de un trabajo abominable del que han sido partícipes en mayor o menor medida, la ley de la desmemoria, ley de impunidad, ley de punto final. Y la guinda del pastel y el descanso para el presidente Montilla supondrá lo que a partir del jueves, según filtra la prensa, será la petición de la anulación del juicio al President Companys a la Fiscalia General del Estado para que esta lleve el caso al Supremo, para que este lo desestime, el President diga que ha hecho todo lo que estaba en su mano, el Estado diga que en el actual orden de cosas no se puede hacer más y todos tan contentos a un año vista de las elecciones catalanas, en una coyuntura en que la memoria es un limón ya exprimido y utilizado para sus fines, pero que ahora no se cotiza al alza en los diversos parlamentos.
Con este marear la perdiz, para no llegar más que a una ley cercenada, que no responde a las demandas de las víctimas y sus familiares, pues no se aplican los principios de Verdad, Justicia y Reparación, muchos han acabado por aburrirse, que es lo que pasa cuando una situación se prolonga en el tiempo con mensajes de “no se puede hacer más” provocando el hastío hasta en los más convencidos.
Una pregunta flota en el aire ¿por qué no se puede hacer una ley que anule las sentencias del franquismo? En este estado desde 1977 se han promulgado leyes, algunas muy polémicas en su día como la del divorcio o la del aborto, un choque frontal contra la España franquista que se replegaba en las cavernas o que mudaba de chaqueta ante el chollo que se avecinaba con la entrada de los socialistas. Un choque contra la Iglesia que vive aquí como en ningún otro sitio del mundo, como un rey. Luego han venido otras, como la mediática y escandalosa para muchos, de la que luego se han beneficiado (como ya hicieron sus padres con la del divorcio), de los matrimonios entre personas del mismo sexo. Hay que felicitarse por todos estos avances sociales, pero qué pasa con el gran tabú, ¿por qué un gobierno democrático no puede poner en la picota a la dictadura, censurarla, denunciarla e invalidar todas las sentencias que salieron de sus órganos represores, castigar sus crímenes, hacer justicia a sus víctimas? ¿por qué? ¿Por qué se empezó con un proceso que no estaban dispuestos a culminar?, ¿pensaron que íbamos a conformarnos con cuatro golpecitos en la espalda, con sacar los huesos de las cunetas sin que quede constancia oficial de que allí se cometió un crimen, de que algún alcalde retire una placa con el nombre del genocida o es que cuando vieron que hacer una ley justa de la memoria atacaba directamente a su pasado personal y a la monarquía, que no se instauró desde el exilio, sino que compartió balcón, mesa y mando con el dictador, al gobierno socialista se le atragantó la memoria?. En este proceso el ZP republicano de sus primeros mítines se diluyó hasta desaparecer.
Después de estos fuegos artificiales en Catalunya se cierra el capítulo memorialístico. En la que era envidiada por otros puntos del estado engañados en la ventaja que suponía tener un departamento oficial que se encargara de la Memoria. Ahora se tendrá un edificio, unos cargos públicos y funcionarios, un “ministerio” de la memoria donde recordar a las víctimas del golpe de estado fascista de julio del 1936 como si fueran víctimas de un suceso finiquitado y lejano. Pero hay que comunicarles que es de la más candente actualidad y que urge la aplicación de la justicia para unos crímenes no prescritos, condenar el franquismo, reivindicar la legalidad republicana y anular las sentencias franquistas para dejar de vivir sobre las purulencias de las heridas mal cerradas. Para cerrar la transición y construir una verdadera democracia.
Hoy día de la “Hispanidad”, recordar que esos países que fueron colonizados y expoliados en un ciclo que se empezó hace cinco siglos y que aún no ha rematado. En esos que muchos en su soberbia consideran inferiores, los gobiernos de sus repúblicas han tenido a bien en derogar las leyes de punto final para juzgar a los asesinos de las dictaduras que los asolaron. Aquí, en esta monarquía, todavía se grita ante los organismos oficiales internacionales las excelencias de la Ley de Amnistía de 1977. Es sólo un apunte.
Esta semana la Generalitat tira la casa por la ventana, su invento, el Memorial Democràtic celebra, coincidiendo con las fechas del fusilamiento de Companys, un mega acto en el Palau Sant Jordi con artistas próximos, muchos, imagino que bienintencionados y crédulos de la buena tarea que se está haciendo. Los mentideros dicen que hay miedo de no llenar, como si lo hizo la Comissió de la Dignitat hace un tiempo.
Ha sido este Memorial, nada Democràtic, quien se ha encargado de desnuclearizar las reivindicaciones y la unidad de las asociaciones que trabajan por la recuperación de la memoria. A través del clientelismo o del chantaje que implican las subvenciones muchas asociaciones han bajado su perfil y al final parece que todo va a reducirse a actos, homenajes, publicaciones y otros acontecimientos nada nocivos para el Govern. Ya sabemos como ha funcionado el sistema de elección de los llamados a ocupar una silla en el Consell, órgano meramente consultivo, que no va a cuestionar ninguna decisión del Memorial. La dedocracia funciona y los elegidos son los llamados a ladrar a todos aquellos que no están dispuestos a tirar la toalla.
Así pues, esta semana que empieza con un lunes funesto por los olores a naftalina que emana, va a ser la de los fuegos de artificio. Certificado en México, pueblo recientemente premiado por la Generalitat por su acogida a los exiliados políticos de la dictadura, una coincidencia. Certificado, que la nieta no debería aceptar y que se entrega a domicilio para que la otra parte de la familia no pueda convencerla de lo contrario, lo que sería todo un escándalo. Después de su viaje a Madrid, con la carpeta que documentaba lo excelente que era su abuelo, y de la promesa del papel de marras, declaró que había sido un tanto engañada. Esta vez lejos de la presión mediática y política de quienes no quieren el certificado el acto se llevará a cabo sin que nadie tenga que ponerse rojo de vergüenza por escenificar actos tan ignominiosos para los que sufrieron la represión del fascismo. Luego tendremos los actos musicales poéticos para hacer la catarsis colectiva, recordar tiempos en los que fueron a mucha honra de izquierdas, algunos dirían rojos, sentir como sus conciencias descansan y vanagloriarse de un trabajo abominable del que han sido partícipes en mayor o menor medida, la ley de la desmemoria, ley de impunidad, ley de punto final. Y la guinda del pastel y el descanso para el presidente Montilla supondrá lo que a partir del jueves, según filtra la prensa, será la petición de la anulación del juicio al President Companys a la Fiscalia General del Estado para que esta lleve el caso al Supremo, para que este lo desestime, el President diga que ha hecho todo lo que estaba en su mano, el Estado diga que en el actual orden de cosas no se puede hacer más y todos tan contentos a un año vista de las elecciones catalanas, en una coyuntura en que la memoria es un limón ya exprimido y utilizado para sus fines, pero que ahora no se cotiza al alza en los diversos parlamentos.
Con este marear la perdiz, para no llegar más que a una ley cercenada, que no responde a las demandas de las víctimas y sus familiares, pues no se aplican los principios de Verdad, Justicia y Reparación, muchos han acabado por aburrirse, que es lo que pasa cuando una situación se prolonga en el tiempo con mensajes de “no se puede hacer más” provocando el hastío hasta en los más convencidos.
Una pregunta flota en el aire ¿por qué no se puede hacer una ley que anule las sentencias del franquismo? En este estado desde 1977 se han promulgado leyes, algunas muy polémicas en su día como la del divorcio o la del aborto, un choque frontal contra la España franquista que se replegaba en las cavernas o que mudaba de chaqueta ante el chollo que se avecinaba con la entrada de los socialistas. Un choque contra la Iglesia que vive aquí como en ningún otro sitio del mundo, como un rey. Luego han venido otras, como la mediática y escandalosa para muchos, de la que luego se han beneficiado (como ya hicieron sus padres con la del divorcio), de los matrimonios entre personas del mismo sexo. Hay que felicitarse por todos estos avances sociales, pero qué pasa con el gran tabú, ¿por qué un gobierno democrático no puede poner en la picota a la dictadura, censurarla, denunciarla e invalidar todas las sentencias que salieron de sus órganos represores, castigar sus crímenes, hacer justicia a sus víctimas? ¿por qué? ¿Por qué se empezó con un proceso que no estaban dispuestos a culminar?, ¿pensaron que íbamos a conformarnos con cuatro golpecitos en la espalda, con sacar los huesos de las cunetas sin que quede constancia oficial de que allí se cometió un crimen, de que algún alcalde retire una placa con el nombre del genocida o es que cuando vieron que hacer una ley justa de la memoria atacaba directamente a su pasado personal y a la monarquía, que no se instauró desde el exilio, sino que compartió balcón, mesa y mando con el dictador, al gobierno socialista se le atragantó la memoria?. En este proceso el ZP republicano de sus primeros mítines se diluyó hasta desaparecer.
Después de estos fuegos artificiales en Catalunya se cierra el capítulo memorialístico. En la que era envidiada por otros puntos del estado engañados en la ventaja que suponía tener un departamento oficial que se encargara de la Memoria. Ahora se tendrá un edificio, unos cargos públicos y funcionarios, un “ministerio” de la memoria donde recordar a las víctimas del golpe de estado fascista de julio del 1936 como si fueran víctimas de un suceso finiquitado y lejano. Pero hay que comunicarles que es de la más candente actualidad y que urge la aplicación de la justicia para unos crímenes no prescritos, condenar el franquismo, reivindicar la legalidad republicana y anular las sentencias franquistas para dejar de vivir sobre las purulencias de las heridas mal cerradas. Para cerrar la transición y construir una verdadera democracia.
Hoy día de la “Hispanidad”, recordar que esos países que fueron colonizados y expoliados en un ciclo que se empezó hace cinco siglos y que aún no ha rematado. En esos que muchos en su soberbia consideran inferiores, los gobiernos de sus repúblicas han tenido a bien en derogar las leyes de punto final para juzgar a los asesinos de las dictaduras que los asolaron. Aquí, en esta monarquía, todavía se grita ante los organismos oficiales internacionales las excelencias de la Ley de Amnistía de 1977. Es sólo un apunte.