dimecres, 13 de maig del 2009

SUS SEÑORÍAS SE CACHONDEAN DEL PERSONAL




LA OPINIÓN DE Iñaki Roa
Los centralistas-españolistas de todas las raleas denuncian que el partido de futbol de hoy, más allá de una competición deportiva, es un acto de afirmación independentista.
Desgraciadamente las cosas nos son tan sencillas. Ni que gane el Atlhetic o el Barça, por poner un ejemplo, se ganará el derecho a la autodeterminación. Ya quisiéramos.

Lo que da singularidad al evento es, de una lado, que se trata de la llamada “copa del rey” y que el partido lo presidirá el Borbón, que para algo es “su copa”. Y, por otro lado, ya les duele –por puro reaccionarismo-centralista-visceral- que los finalistas del evento sean un equipo de la Euskadi a pacificar y otro de Catalunya Y más allá de la impudicia millonaria del negocio del balompié, ya nos parece bien la consigna de que se cuando se escuche el llamado “himno nacional”, la masa futbolera le muestre el culo, la espalda, al citado ciudadano.

Lo que nos ha cogido a contrapelo, es lo de sus señorías, peneuvistas y convergentes. Después de pasarse 20 horas discutiendo de la crisis económica, los millones de parados y poniéndose de paso “a parir”; después de los sesudos análisis sobre la necesidad de flexibilizar el mercado de trabajo y retahílas de propuestas que a corto plazo (ni a medio), no van a arreglar el terrible problema del desempleo, las hipotecas, los ERES y todo lo que cotidianamente nos está amargando la existencia a los simplones ciudadanos y ciudadanas, sus señorías, para desestresarse de tanto trabajo, se travisten de futboleros y corretean arriba y abajo de la Carrera de San Jerónimo, como los chiquillos del Colegio del Pilar cuando salen al patio.

La derecha nacionalista, siempre está al”quite” y los del PNV y CIU ya tenían preparado el attrezzo. Los del PSOE tuvieron que ir a comprarlo “cagando leches” para incorporarse al bochornoso espectáculo y no quedar mal: Eduardo Madina del PSE-PSOE y Chacón (ministra) PSC, posaron con sus respectivas camisetas. Como se dice, “aquí paz y después gloria" y, todos y todas, tan contentos y contentas.