A la izquierda de la izquierda. En la periferia del sistema. Donde los candidatos apenas tienen nombre mediático, ni espacio en los principales medios de comunicación. Hasta ahí llega la abogacía del estado y, ¡zas! impugna la candidatura sospechosa.
Por un prodigioso mecanismo de causa-efecto y tras un hábil regate a la división de poderes: candidatura que impugna el ejecutivo, lista que ilegaliza el Judicial. Y Las Supremas De
La presunción de inocencia se lleva mal con
Como quiera que la argumentación jurídica sigue mostrandose débil, parece curioso que tan pocos levanten la voz ante lo que parece un atropello a los pilares del estado de derecho. A nadie deberá extrañar pues que, eliminado su contrincante en el espacio político de crítica total al sistema, si la candidatura apadrinada por Olivier Besancenot Izquierda Anticapitalista comienza a despuntar, sea apartada del juego democrático bajo la conclusión de que:
"
U otro argumento de análogo peso avalado por la dichosa ley de partidos. Hasta la fecha una Ley Orgánica que hace sombra a la propia y sacrosanta Constitución, y que se ha mostrado útil, preventiva e implacable.
Pues como lo digo lo pienso: La íntima relación de ésta [su] Monarquía con aquél régimen golpista, ilegítimo e ilegal que fue el franquismo sería suficiente para ilegalizarla. Existe material probatorio como para empapelar el Palacio de Oriente.
Sólo habría que aprobar una Ley de Monarcas. O, más fácil aún, dejarnos decidir en plebiscito qué régimen preferimos.
Pero, por favor, permítannos elegir a nosotros la papeleta.