dimarts, 19 d’abril del 2011

LA SEMANA SANTA Y EL ORIGEN DEL MUNDO. Milagros Riera.

El origen del mundo al que aquí me refiero es el cuadro de Courbet, al que llamaron el pintor de la comuna, aunque después hablaré de la llamada Semana Santa, en la que se conmemora una de las mayores mentiras en las que la Iglesia funda su poder, deseo hablar primero sobre el cuadro del pintor estrella del naturalismo.

Courbet nació en el 1819, es decir hace dos siglos, pero su historia podría ser contemporánea, no deseo hacer su biografía, hay muchos escritos sobre él, lo que deseo es insistir en los aspectos de su vida que muestran la persecución y la intolerancia de aquella época, tan lejana y tan próxima. Sus cuadros fueron prohibidos por escandalosos, las críticas fueron contra él desaforadas, los desnudos, las nalgas de sus mujeres, tan rellenitas, daban escándalo, incluso una mujer hilando parecía inaceptable para los burgueses de la época, quizás porque representaba a una trabajadora agotada por la faena.

Así llegamos al Origen del Mundo, uno des sus cuadros mas bellos, representa el origen de la vida, representa por donde la vida aparece y se une al cauce del río que nos arrastra hasta nuestra muerte, representa la parte del cuerpo femenino por donde la mujer recibe el amor y lo devuelve en nueva vida. No hay nada más sagrado ni más bello, aun así es una parte del cuerpo que hay que esconder, como sea, en cuadros y estatuas siempre hay una hoja de viña a mano, un drapeado artístico o una pierna que con graciosa curva tapa el sexo.

Este cuadro fue escondido durante mas de un siglo, su propietario lo tenia tapado con un velo y lo enseñaba a sus íntimos, después pasó de mano en mano, siempre tapado con otras pinturas. En los últimos años perteneció al psicólogo Lacan, sus herederos lo donaron al Estado Francés, hoy día puede verse en el museo d´Orsay en Paris, las visitas no están prohibidas ni siquiera a los niños de pecho.

Podíamos creer que la persecución contra el cuerpo femenino allí representado había terminado, no es así, hace poco un facebokero se atrevió a poner en su perfil la reproducción de la obra de arte y fue inmediatamente borrado por los administradores que además lo echaron, la represión continua.

Courbet tenia ideas socialistas y en los últimos años de su vida se unió a la Comuna de Paris, durante este movimiento revolucionario, nacido para evitar la invasión de Francia por el enemigo teutón y que fue un modelo de resistencia popular, el pueblo de Paris se mostró heroico en su lucha contra los que querían vender su patria y en su reivindicación de la justicia social. Durante estos acontecimientos la columna Vendome fue destruida, estaba construida con el acero de los cañones ganados en las guerras de Napoleón y era para los comuneros un símbolo de las crueles guerras imperialistas de esa época. Se acuso a Courbet de ser el instigador de su destrucción  y cuando la Comuna fue vencida por la feroz represión de los versalleses, nuestro artista fue condenado por tamaña afrenta y tuvo que refugiarse en Suiza, donde murió en el exilio, como otros muchos exilados de todas épocas.

Estamos durante estos días celebrando la Semana Santa, se trata de desfilar entre ruido y charangas para conmemorar unos acontecimientos que nunca tuvieron lugar. Juan de Gamala, tercero de una dinastía de luchadores contra el imperio romano decidió que tomando el Templo de Jerusalén acompañado de sus hermanos y de algunos rebeldes acabaría con la ocupación extranjera, contaba con la ayuda prometida por su dios de que bajarían, los ángeles para ayudarles, no fue así, los ángeles no eran los aviones de la OTAN y la rebelión fracasó, fue apresado, condenado por rebelde y ejecutado, no se sabe muy bien como. Estos acontecimientos son los que actualmente conmemoramos como Pasión y muerte de un dios, de resurrección nada, por supuesto, una invención más.

Nuestras autoridades, civiles y religiosas acompañan estas procesiones con caras serias, apenadas, pertenecen a un estado aconfesional y no deberían acompañar los que hacen ostentación publica de una religión, nada les importa y las quejas de los laicos son desechadas, aun mas, a los ateos se les prohíbe hacer algún modesto desfile e incluso se les lleva a los tribunales, que como ya se sabe son el brazo secular de la Iglesia.

Los celebres pasos son capaces de dar un susto al miedo, corazones sangrando, mujeres llorosas, sangre manando de heridas e instrumentos de tortura, nada falta para aterrar al creyente, los capirotes siniestros acompañan las procesiones al ritmo de fúnebres notas, también se acompañan estos actos con gentes que se flagelan, se hieren con clavos, se crucifican y arrastran cruces de rodillas mientras se dan golpes de pecho, es la fiesta de los sado-maso.

Nosotros estamos por la vida y no por la ostentación callejera de la muerte, por eso oponemos nuestra obra de los Orígenes del Mundo, el nuestro, no un mundo imaginario, llena de paz y reposo, a los que no desean mas que suframos en nombre de un dios que nos hizo nacer pecadores y bastante malvados, que se guarden sus imágenes sanguinolentas, nosotros nos quedamos con Courbet.

Hace unos días en Avignon fue destruida una imagen de un Cristo, formaba parte de una exposición y tuvo la mala suerte de no ser del agrado de los católicos integristas de la ciudad, después de que desfilaran pidiendo que se retirara la obra del recinto,  la exposición fue asaltada y la obra que no les gustaba fue destruida al igual que otra que seguramente tampoco fue de su agrado. Los cristianos siempre han estado dispuestos a destruir obras de arte, mutilar sexos de estatuas, martelar rostros de dioses antiguos quemar cuadros, libros y a muchos de los que consideraban que fueran un peligro para su estado teocrático, así siguen, no dejemos que nos arrebaten las pocas libertades tan duramente ganadas, si ellos pueden desfilar durante una semana, pidamos nosotros un estado laico donde podamos reunirnos en las calles para dejar claro que no comulgamos con ruedas de molino, a lo que  siempre nos han obligado.

Contra el oscurantismo y la opresión el arte es un arma de combate, eso nos muestra Courbet., el pintor de la Comuna.

Milagros Riera