dijous, 9 de febrer del 2012

EL MIEDO Y EL TRABAJO

Tiempos de miedo...
“conocer las finalidades de la represión y situarlas en nuestra realidad, como una forma de comprender y dar sentido a muchas de las cosas que suceden a nuestro alrededor. De esta forma podemos también conocer los mecanismos que la represión utiliza y plantear algunas formas de hacerle frente”
(Riera, Martín Beristain, 1993: 25)

Estamos en un momento histórico de crisis global y profunda. Desde la hegemonía del poder, se nos dice que para intentar superar estas crisis, la única posibilidad, objetivamente necesaria, es realizar una serie de cambios dolorosos que impondrán sacrificios a todos. En caso contrario, el desastre absoluto, la bancarrota total, el caos, el abismo: todo, absolutamente todo se derrumbará y se perderá para siempre…
Cada pocos días vuelven a sonar las alarmas. Un agente anónimo que se hace llamar “el mercado” desata situaciones que de nuevo imponen como necesidad técnica objetiva profundizar en la implementación de esos cambios dolorosos, reformas estructurales que impondrán sacrificios a todos…
Todo cambia a una velocidad vertiginosa. La incertidumbre es cotidiana; la zozobra y la angustia se extiende en el ánimo de todo el mundo. La amenaza es constante, el peligro inminente, la debacle puede llegar en cualquier momento. El miedo se instala de forma permanente, de manera extensa e intensa: está en el medio, en el aire, y llega a cada rincón de nuestra existencia.

Con el cuento de la crisis y a base de miedo nos han quitado derechos laborales, rebajado las pensiones, bajado los salarios… Nos gobiernan a base de miedo. Se trata de producir en la poblacion un fuerte impacto emocional a través de una situación intensa y profunda de amenaza, una situación que desoriente; y antes de que pueda darse cualquier reacción, implementar rápidamente una serie de cambios profundos en la estructura económica, social y política. La doctrina del shock.

El miedo está en las conversaciones, en las razones y en los sentires, orientando nuestro comportamiento, mediando las formas de relación, de ver el mundo, de afrontar la vida. Miedo a la “crisis”, al “rescate”, al despido, al desempleo, a no encontrar trabajo, a no poder pagar el alquiler o la hipoteca del piso, al desalojo, a la pobreza… 

El miedo tiene un potente peso en nuestro día a día…El miedo, un sentimiento que paraliza, que disuade de organizarse, de reclamar cualquier derecho, que lleva al conformismo, que convence de lecturas de la realidad en que es imprescindible aceptar lo inaceptable… El miedo campa a sus anchas en nuestras vidas, pero sin embargo, no lo nombramos mucho y poco lo tratamos. Por eso también, resulta tan eficaz como herramienta para conducir nuestras conductas…

Rubén Benedicto