Carta de intelectuales en contra
3 Febrero 2013
Estimado Antonio Muñoz Molina,
El anuncio de su
viaje a Israel el próximo 10 de febrero para recoger el premio Jerusalén ha
decepcionado a muchos de sus lectores y lectoras. En calidad de personas que
nos dedicamos a la literatura, el arte y la cultura, comprometidas con la
defensa de la paz y la justicia, le rogamos que cancele su viaje, por las
razones que le explicamos a continuación.
En su sesión de
noviembre 2011 en Sudáfrica, el Tribunal Russell sobre Palestina resolvió, tras
examinar las pruebas y escuchar los testimonios devastadores de israelíes y
palestinos, que Israel es culpable de Apartheid
contra la población palestina, tanto dentro de Israel como en el Territorio
Ocupado Palestino. En su sentencia, el Jurado[1]
llamó a “la sociedad civil global,
incluyendo los grupos y particulares que trabajan para poner fin al sistema de
dominación racial en Israel, a replicar el espíritu de solidaridad que
contribuyó a acabar con el Apartheid en Sudáfrica, dando a conocer a los
parlamentos nacionales las conclusiones del Tribunal y apoyando la campaña de
Boicot, Desinversión y Sanciones contra Israel”.
El Ejército israelí ha
cometido innumerables crímenes de guerra contra la población civil y asesinatos
selectivos de líderes políticos palestinos. Israel ha intensificado el ritmo de
construcción de colonias ilegales en Cisjordania. La anexión de tierras,
acuíferos y demás recursos naturales palestinos, y la
edificación del Muro del Apartheid
constituyen violaciones del derecho internacional y representan graves obstáculos para la paz. Prácticas
que atentan contra la dignidad humana, como son los encarcelamientos ilegales, detenciones
administrativas y uso de la tortura, han sido normalizadas por el sistema
israelí. Además, Israel es el país que ha violado durante el periodo de tiempo más
largo, el derecho inalienable de las personas refugiadas a retornar a sus
hogares y propiedades.
El
premio que le ha sido concedido es patrocinado por la Municipalidad de
Jerusalén. Esta Municipalidad ha sido, desde sus inicios, el cerebro e
instrumento de la colonización ilegal de Jerusalén Este y su Ciudad Vieja. Es
responsable del diseño y desarrollo de uno de los sistemas de Apartheid urbano
más crueles del mundo, y ha sido activamente implicada en la limpieza étnica de
Jerusalén Oriental, demolición ilegal de casas, confiscación arbitraria de
propiedades, y en la supresión sostenida y sistemática del desarrollo
económico, social y cultural en los barrios palestinos.
La calificación de la Municipalidad
de Jerusalén como responsable de un sistema de Apartheid contra la población palestina ha sido ratificada por el
Relator especial de Naciones Unidas por los Derechos Humanos para el Territorio
Ocupado Palestino, John Dugard, que declaró que “existen grandes similitudes
entre la situación de los habitantes de Jerusalén Este y los negros
surafricanos bajo el Apartheid en lo
relativo a sus derechos de residencia”, y que “la clasificación territorial de
Jerusalén Este tiene las mismas consecuencias que la clasificación racial que
existía en Sudáfrica con respecto a con quien te puedes casar, donde puedes
vivir y donde puedes o no ir a la escuela o acudir a un hospital”.
En este contexto, cabe recordar que
el Alcalde de Jerusalén, autoridad que auspicia el acto de entrega del Premio,
apoyó públicamente la candidatura de Netanyahu en las últimas elecciones porque,
según sus propias declaraciones, “estaba convencido que el primer ministro
seguiría apoyando un Jerusalén unido”, eufemismo común entre los israelíes para
referirse a “un Jerusalén ocupado”.
Los artistas que aceptan participar
en eventos oficiales israelíes como es esta ceremonia de entrega, prestan sus
nombres, indirecta y a menudo inconscientemente, a la Hasbara o propaganda sionista. En el ámbito de la literatura, el premio Jerusalén es una
pieza central de la propaganda cultural y mediática que el gobierno israelí
financia con el fin de distraer a la opinión pública de sus violaciones de la
legalidad internacional y de normalizar su ocupación ilegal del territorio
palestino. La sola declaración de que el premio tiene como objetivo el
reconocimiento de escritores y escritoras por su contribución a la “libertad de los individuos en la sociedad”,
ofende los principios básicos de humanidad, solidaridad y honestidad. El
concepto de libertad entra en total contradicción con las políticas israelíes
de Apartheid, que eliminan de facto
cualquier tipo de libertad en Territorio Ocupado Palestino, especialmente en la
Franja de Gaza, que no es más que una cárcel a cielo abierto.
Si va a recibir el premio
Jerusalén, no solamente ayudará al gobierno israelí a crear la falsa imagen de
un estado que respeta y promueve la “libertad de los individuos en la
sociedad”. Aceptar un premio financiado por las autoridades israelíes, de las
manos de sus más altos representantes, desoyendo el llamamiento de un
movimiento que lucha por la justicia, como es el movimiento de Boicot,
Desinversión y Sanciones contra Israel, equivale a renunciar a comprometerse
con la lucha contra las violaciones del derecho internacional, los crímenes de
guerra y el sistema de Apartheid
israelíes. Llevaría a sus seguidores y seguidoras a cuestionarse, no el
compromiso individual que uisted probablemente tenga con los derechos humanos,
la libertad y la dignidad humana, sino el valor que debería tener para activar
este compromiso, y apoyar el movimiento global no-violento que busca acabar con
el Apartheid israelí, en vez de posicionarse en contra.
Conscientes de las intenciones de
las autoridades israelíes de lavar sus crímenes a través de la cultura,
personalidades del mundo del arte han renunciado a los supuestos honores del
estado israelí, o han cancelado sus actuaciones en Israel, como medio de
presión para acabar con este régimen colonial. Pensamos que como artistas,
tenemos la obligación de revelar al público lo que los opresores intentan
mantener oculto, renunciar a que nos hagan cómplices de sus violaciones, y
reclamar en alto y fuerte, “Justicia, Libertad y Dignidad” para los oprimidos.
Porque estamos convencidos de que
comparte esta visión, le rogamos, estimado compañero, que reconsidere su
posición y renuncie al Premio Jerusalén, como se lo han pedido el movimiento
global de Boicot, Desinversión y
Sanciones, la Campaña Palestina de
Boicot Académico y Cultural, el movimiento israelí Boicot Desde Dentro y la Red
Solidaria contra la Ocupación de Palestina
Atentamente,
Stephane Hessel
Roger Waters
Ken Loach
John Berger
Luis García Montero
Alice Walker
Breyten Breytenbach
Paul Laverty
[1] integrado por la Premio Nobel de la Paz Mairead
Maguire, el escritor y ex-Ministro del gobierno de Sudáfrica Ronald Kasrils, el
abogado y presidente de la Sociedad Haldane de abogados socialistas de Gran
Bretaña Michael Mansfield, el juez emérito del Tribunal Supremo español José
Antonio Martin Pallin, la diputada del Congreso de Estados Unidos por el
partido de los Verdes Cynthia McKinney, la escritora y exministra de Cultura de
Mali Aminata Traoré, la escritora estadounidense y defensora de los derechos de
las minorías Alice Walker, y la Directora de la Fundación de Derechos Humanos
de Sudáfrica, Yasmin Sooka.